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SIERRA DE LAS VILLAS (JAÉN): LAS CORREDERAS POR EL CAGADERO

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LOS TRANCOS, EL CAGADERO Y LAS CORREDERAS




No exageraba el amigo JJ Frías al describir la ruta por las antiguas sendas de la Sierra de las Villas como arrolladora y fantástica. He constatado personalmente que además de ser fruto de la emoción reflejaba fielmente la realidad, la que compartimos ese día.



Cuando nos dirigimos de Villanueva del Arzobispo a El Tranco, en las interminables curvas que nos descienden al cauce del río Guadalquivir o bien si desde las alturas del Caballo del Torraso miramos al horizonte, no se nos puede pasar desapercibida una mella en la línea del monte, semicircular, que observada con determinada panorámica se asemeja a la forma que antíguamente tenían las letrinas. Su posición dominante en la Cañada de la Madera lugar muy transitado por entonces hizo que cobrara fama con la insólita denominación que hasta hoy nos ha llegado: El cagadero.
Este característico accidente del terreno forma parte de una cuerda montañosa que se alza sobre el olivar ganado duramente al monte en este amplio valle de nuestro gran río llamada Las Correderas. Desde allí la amplia panorámica que tendremos hace del lugar uno de los miradores más accesibles y menos conocido de esta maravillosa Sierra de las Villas







Los pasos, sendas, trancos, vallejos y demás parajes recorridos en esta corta pero intensa ruta son de una belleza considerable y, además, conmueven al pensar en el esfuerzo que les supuso a los serranos de entonces trazarlos y mantenerlos.
Afortunadamente, un serrano de pro, beneficiario de las tradiciones de estas tierras, joven para el conocimiento que atesora, botánico, toponímico, costumbrista,…está cumpliendo una tarea silenciosa que difícilmente se le valorará si no lo conoces personalmente, aunque no hace falta porque no lo hace interesadamente sino porque cumple con su deber y al mismo tiempo le apasiona, difícil conjugación que se da en este hombre, semblante del puro naturalista, amable en el trato, desprendido en explicaciones, conocedor del entorno sin jactancia de su sabiduría popular. Hoy he tenido la oportunidad y la suerte de estrecharle la mano y mostrarle mi admiración, ojala pueda compartir muchos más “raticos” con Manuel. Además tuvo el detalle de mostrarnos una reliquia del pasado, un bote de miera que le regalaron unos pastores, sustancia que se elaboraba en estas sierras para curar afacciones de la piel de todo tipo, especialmente la roña o sarna del ganado (aunque también tenía uso humano, la botica no andaba cerca,...)






Para saber más sobre la toponímia y curiosidades recomiendo leer LA ENTRADA DEL FORO


LA RUTA



Con los albores partimos de la explanada de la Fuensanta camino de la preciosa “caña de la maera”, zona de transito entre la sierra profunda y las poblaciones, lugar muy humanizado a tenor de los numerosos cortijos (buenos cortijos) existentes, centrada por el arroyo del mismo nombre que desagua en el Gran río algo más arriba del popular Puente de la Gorda, por donde nosotros lo cruzamos con los vehículos. De aquí, por pista asfaltada hasta la coqueta ermita de Jesús del Monte comenzamos a elevarnos hacia los farallones que cierran por casi todos los costados esta brecha del terreno. En la ermita se acaba el asfalto y continuamos por tierra pero bueno de transitar. El camino gira varias veces, el más llamativo en los Angostones, donde la cuesta de los arrieros se separa para dirigirse sin dilaciones al corazón de la sierra, luego volveremos por aquí. Ahora más decididamente se empina el camino para alcanzar cotas superiores, siempre entre olivares que ellos le comieron al monte. Algunos ramales se separan, unos hacía el barranco de los Lobos, otros hacía los cortijos del arroyo. Por encima de la Fuente del Tejo y cortijo de Casablanca (que luego visitaremos), a pie de pista, dejamos los vehículos y desmontamos para comenzar nuestra caminata.
El inicio es prometedor. La senda que tomamos calienta rápidamente los músculos de las piernas ya que arranca con una explosiva subida.







Pronto estamos pasando el primer accidente geográfico de la zona, el Tranco de la Zorra, parece que buena parte de la fauna se encuentra reflejada en la toponimia serrana, ¡que riqueza!.





De momento, coronamos y un llanejo nos dice que estamos en el vallejo de la zorra.






Allí contemplamos de lejos Piedra Cubilla y las Correderas, dos macizos significativos de la zona.




También el morrón grande, conocido como Cerro de Santa María con su estratégica caseta de fogoneros, tan cercana desde aquí.






Enseguida volvemos a subir para encontrarnos con una de las angosturas más bellas salvadas con arquitectura serrana, el Tranco de los Albardanos, la imagen es mucho más rica que lo que pueda contar, ¡y está allí! aún en pie, testimonio de lo bien que se hacían las cosas.















Buen trabajo de limpieza se ve por este tranco, el descenso por esta antigua senda nos lleva al lugar donde corona la cuesta Juliana que viene del Cortijo Terrones.









Nos vamos dirección N intentando seguir el trazado de la antigua senda que se trazó por encima de pequeños peazos de labor. Difícil empresa pues aunque reconocible se encuentra intransitable por lo que avanzamos como podemos por esta Lancha del Cagadero, mala de andar, pedregosa.













Nos alivia la vista la oquedad semicircular que súbitamente nos atrapa, el Cagadero (de D. Vicente según la historia que se cuenta). Parece que nos encontremos frente a una pantalla panorámica de Cinemascope y Technicolor de aquellas, este es un lugar para mirar,…
















Y eso hacemos mientras los más intrépidos quieren mejorar los horizontes.












Tras el deleite continuamos por la parte más amigable de esta lancha del Cagadero para darnos de bruces en un curioso collado: Puerto del Moro.








Allí una cruz de piedras en pleno puerto parece querer redimir el lugar de su denominación asociado al infiel. Por aquí debieron darse “correrias” (Correderas,…) en la época de la frontera musulmana, lo atestigua la existencia del Castillo de Chincolla, pequeño baluarte árabe que generó no pocas historias de tesoros escondidos por estos lugares.










Pronto captamos la cercanía de nuestro segundo objetivo de la jornada, el vértice geodésico de las Correderas, gran farallón visible claramente desde la carretera que baja de Villanueva al Tranco. Desde el puerto del Moro, tras un suave ascenso y repunteo de los intrépidos por una preciosa roca que nos llama la atención y nos hace retozar del horizonte de esta sierra, llegamos al mismo.















Surge una de las lecciones de biología del día, el “bicho” para los profanos no deja de ser un bicho, sin embargo, de allí salimos con la convicción de que la evolución de las especies es la maravilla más maravillosa, tras el irrepetible comentario de JJ. Frías. Foto de grupo, merecido tentempié y recogida.





















De izquierda a derecha, en el horizonte, la Piedra del Agujero, la Albarda, el vértice de Almagreros (quemado), comienzo de la loma N del Caballo del Torraso. Debajo de este el hoyo de Carrales, y de ahí hacia la izquierda, la loma de la Albarda, el raso y cortijo del Puntal, y Agua los Perros






El regreso nos lo preparó Manuel por un sendero paralelo al que trajimos pero por una cota inferior y por delante del Cagadero. Allí observamos una pedrera posible vía de ascenso a un posible paso existente en el mismo. Por la sendilla aparecimos en un poyete por el que nos descolgamos por un tranquillo en una vibrante bajada hasta donde teníamos los vehículos.












el Cagadero desde abajo












un alto en el camino






el puerto del Moro, por donde hemos descendido






abajo la pista donde dejamos los vehículos






y los cortijos de Casablanca, con la fuente del Tejo que después visitaremos





la senda de la cuesta de los arrieros claramente dibujada en los "pelaos"






ultimo achuchón






















Por si no habíamos tenido bastante decidimos visitar y refrescarnos en la Fuente del Tejo, junto al cortijo de Casablanca, al pie de un estilizado chopo y en un entorno de frutales y soberbias nogueras.












Más tarde, en el descenso por la pista, nos detuvimos en la Fuente del Vigarral






Juan José tenía un As escondido para rematar la jornada, la visita a la cueva de Úrsula y al cortijo del Raso de la Vieja por las trazas de la antigua senda de los arrieros.




















Por la izquierda, la antigua senda de los arrieros






















EL VIDEO









DATOS TÉCNICOS


Denominación
LAS CORREDERAS POR EL TRANCO DE LOS ALBARDANOS Y EL CAGADERO
Fecha
04/07/2012.
Itinerario
Pista de la Cañada de la Madera -Tranco de las Zorras - Tranco de los Albardanos  - Lancha del Cagadero - 
Cagadero (de D. Vicente) - Puerto del Moro - VG de las Correderas - Puerto del Moro - Barranco del Cagadero - 
Pista de la Cañada de la Madera. 
Acceso
Desde Villanueva del Arzobispo, por la carretera de Jesús del Monte que parte junto al Santuario de la Fuensanta. 
Desde la carretera Transversal de la Sierra de las Villas por el collado del Ojuelo
Inicio
Pista de la cañada de la madera
Fin
Pista de la cañada de la madera
Tipo de trayecto
Circular
Tipo de firme
Pista/ Sendero y sin él
Estación
Primavera/Otoño/Invierno
Distancia
08,05 kmts
Dificultad
Moderado
Tiempo estimado
4 horas 30 minutos  
Cota mínima
1.019 msnm
Cota máxima
1.396 msnm
Desnivel acumulado
Subiendo: 423 m.    Bajando: 498 m.
Sugerencias
Llevar agua para el recorrido, al inicio y al final puede recogerse. Evitar las horas centrales del día, 
especialmente en el estío. No abandonar basura. No encender fuego. 
Track
Móvil
Cobertura Movistar en casi todo el recorrido. 
Mapa
Bibliografía
Ruta guiada por Manuel Rubio y JJ Frías 

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