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SIERRA DE LAS VILLAS (JAÉN): POR EL MACIZO DE NAVAZALTO (II). SENDA DE LA CUESTA DE NAVAZALTO (tramo de sierra) - EL BIGARRAL - NAVA DEL VILANO



LA VIEJA SENDA 

Allí estaba, escondida, esperando a ser descubierta. Borde, muy borde en la pendiente a salvar, generosa y atractiva en el trazado, maravillosa en el tránsito. La vieja senda de la cuesta de Navazalto ejerció de gran vía de comunicación entre el valle de Guarhondo, ese paraíso en miniatura que existe a los pies de la morra, y los pueblos de su término municipal, Mogón y Villacarrillo







Cuando no existía carretera, por aquí subían y bajaban cargados con sus mulos, con sus borriquillos, siempre acarreando algo. Por esta senda seguramente transitaban los recoveros a su negocio, y hasta los "migueletes" y los "rondines", cada uno a su empleo. Serranos que se fueron para siempre, tuvieron que hacer su último desfile por este camino, el campo santo quedaba lejos. 







Cuentan que tuvo dos fuentes, la de abajo y la de arriba, lugares de parada y fonda, donde resollar de una subida atroz, corta pero exigente. Refuerzos en la senda y canalizaciones para desviar el agua al barranco nos hace pensar que estuvo muy bien cuidada, mimada. Ahora, medio perdida,inútil, salvo para gratificar al caminante, al que se aventura a descubrirla. 







Limpia la hemos encontrado, en buen estado de tránsito. Dos tramos claramente reconocibles tiene esta senda, el de olivar,amigable, por el valle hasta el cortijo de la Fernanda y el de montaña, demoledor, por el barranco imposible de Martín Ruíz o del arroyo de Navazalto, que también podría llamarse.  







LA RUTA

Sorprendente e inesperada ruta por el macizo de Navazalto. Con un planteamiento similar al que hicimos hace unos días con el fin de compartirlo con los amigos Paco y Pepe Ubeda. Sin embargo el ejemplo de hoy demuestra que con una buena disposición y una excelente compañía se pueden abrir caminos a que a priori no estaban previstos.

Nuevamente buscamos el acceso rápido por el carril de Navazalto hasta la caseta de fogoneros. Situados en ella y tras paliquear un rato con el vigilante, que por cierto nos refirió a uno, conocido en algún foro (injustamente en mi opinión llamado belitre) que había llegado caminando no hacía mucho desde Jesús del Monte... Algo sabíamos de la "gesta".

Despachamos rápido porque aunque no te cansas de mirar desde aquél volaero, lo teníamos reciente y buscábamos otras cosas.





Desde la caseta nos dejamos caer hacía el filo de los tranquillos, siempre dando a la parte del barranco de la Osera, atravesamos el bosque de repoblación y fuimos a parar directos al collado del peñón. Ahí lo teníamos, de frente. El peñón de Navazalto nos invitaba descaradamente realizarle una visita.





Desde el collado, nos descolgamos fácilmente por un jorro que toma dirección al barranco de la osera, para girar más abajo a la derecha, claramente hacia donde quiere ir.





En un periquete estamos en el collado del hateril, a los pies del peñón de navazalto por la cara que da a quién le presta el nombre. En esta ocasión fui yo el decidido, hombre de pocas cimas, el que incitó a mis compañeros a tomar al asalto "la fortaleza". De lejos veo claramente una veredilla que encara primero por donde miramos y bordea posteriormente por el margen derecho el "ñusco" para colocarnos en una meseta desde donde ya se ve todo el barranco que tenemos debajo, pero la cima aún hay que ganarla, un poco más arriba y de momento, fácilmente estamos sobre ella disfrutando, ¡esto si que es un balcón! ¡Ea! Pués a sentarse y mirar ...








Un rato entretenidos por este "pipote" emergente, que en realidad es el mayor de los dos o tres que ascienden desde el collado de las Albarizas (Almagreros en los mapas), debajo queda otro más pequeño que a tenor de su hermano mayor lo llaman Peñón Chico. Igualmente vemos, además de la loma "villana" y más allá, el surco del Aguascebas grande y sus juntas con el chico por la huerta de los Rubiales. El cortijillo de la Fernanda, abajo, en el límite entre el olivar y la montaña, indicándonos por donde arranca el tramo más abrupto y rotundo de la senda que venimos buscando. También vemos desde aquí los picazos y su collado en la loma de enfrente, otra cadena de picos que termina arriba, en los llanos de Navazalto en el puntal de las cuevas.





Bajamos de la atalaya sin demasiado entusiasmo, solo nos motiva a ello que es la hora del almuerzo. Desde el peñón vimos varias trazas que se metían en el barranco, tratamos de seguir una que parece buena pero es un laberinto hecho por los animales, finalmente, un poco enmatojados por la broza y la leña que hay en la umbría encontramos una buena, ascendente que nos saca a uno de los tranquillos que el otro día marcamos en el GPS.









De nuevo en el filo de la llanura, por donde los huertos y dirección a la senda. De momento estamos sobre ella. Reconozco que no se me había pasado por la cabeza embocarla, pero hoy vengo acompañado por dos intrepidos investigadores que les puede el carácter, así que cuando me doy cuenta ya han "tirao pa bajo".











Pues a seguirlos y a disfrutar de la bajada, voy intentando no perder detalle pero estoy convencido que será subiendo cuando mejor podamos darnos cuenta de la dimensión e importancia de esta senda. En un plis plas nos topamos con un carril comprendiendo que estamos abajo, que hemos completado el tramo de montaña de esta bonita y limpia senda, se ve que la han repasado no hace mucho. Trasteamos un poco por el carril, localizamos el tramo que continúa hasta las olivas y regresamos, ahora con menos alegría.

Comenzamos a subir la cuesta de los romeros, un primer tramo que se empina con brío hasta alcanzar el collado de los Picazos, donde descansa cual rellano de escalera. Lo gana a base de trazar varias revueltas o tongas, algo destrozada en algunas de ellas pero se sigue bastante bien. Un kilómetro desde abajo y doscientos metros de desnivel, no está mal. Afortunadamente en el collado de los Picazos tenemos para un ratito, lo que nos permite empaparnos bien de lo que nos rodea. Estamos en la loma que cae del puntal de las cuevas, el collado es un lugar precioso y estratégico,  divisorio entre el barranco de Martín Ruíz y el del Bigarral. De aquí parte una sendilla que seguro lleva hasta el cortijo, ese que centra el barranco, arriba una cadena de puntales se asoman al mismo desafiando la gravedad. El del centro, el que cae encima justo del cortijo arruinado parece ser la cocota de Cerilo (Gómez Muñoz).








Del otro lado, por el barranco que llevamos se ve majestuoso, imperial peñón de Navazalto, desde aquí tiene un poderío que no le percibimos cuando estábamos en su cima.








Arrancamos con un ritmo sosegado, que nos permita rematar la mitad de subida que nos queda y no morir en el intento.




La senda ahora no sube tan decidida, incluso llanea en algún tramo, se pega a la parte baja del puntal de las cuevas por un lado y al arroyo por el otro y pica a "trompicones" hasta el punto en que cruza el arroyo. Creo que este es el lugar donde Gómez Muñoz sitúa la conocida como Fuente de arriba y que tal y como él la encontró así parece seguir, seca. Pero el lugar es sospechoso, algunos juncos, umbría, más vegetación, zarzas,... A partir de aquí comienza a caracolear para alzarse al tranquillo por donde tiene que entrarle al llano, justo en la base del puntal de las cuevas, aún conserva los refuerzos que le hicieron, esta fue una senda de categoría, se ve por la anchura que mantiene.





Entretenidos con las tongas y la mampostería, nos vemos arriba, con esfuerzo pero cómodamente.





En lugar de salir al llano, nos vamos por una traza que vimos el otro día y que nos coloca en uno de los muchos miradores maravillosos de este increíblemente redescubierto Navazalto, el puntal de las cuevas.








Merece la pena leer los pasajes en los que Gómez Muñoz conversa con los pastores de la zona, curiosas las disquisiciones de los últimos serranos. Dudamos entre elegir este lugar para reponer fuerzas o avanzar unos metros y situarnos más ventajosamente. Optamos por un pequeño esfuerzo suplementario y pasando por el curioso mojón subimos la cuestecilla de Yescas y nos aposentamos bajo el peñón de Yescas, un buen comedor con vistas ...

Desde aquí es donde mejor se aprecia este gran cordón o cinto conocido como poyo angosto que se extiende por encima del barranco perfecto, el del Bigarral y por debajo de un filo rocoso que cae a plomo y que separa nitidamente a este del plácida Nava del Vilano (Milano).





Terminado el condumio, advierto que desde aquí tenemos a tiro de piedra la caseta de fogonetos, levantamos campamento y sin pensarlo dos veces nos vamos en dirección contraria, de cabeza al cinto. No sabemos si será permeable en su totalidad pero, siendo tierra de pastores, alguna salida habrá.





Comenzamos a recorrer este poyo angosto por una veredilla que nos parece de animales. Nos baja al nivel de la primera torrentera que se deja caer para el barranco. Ahora toca subir hasta alcanzar la altura del primer puntal de los que se asoman ingrávidamente. No podemos resistir la tentación de separarnos de la senda y acercarnos al precipicio, una pared casi vertical cae en forma semicircular hacia el cortijo que se salva al estar sobre un puntalete que lo preserva de avenidas torrenciales de los arroyos que lo rodean.








Seguimos por una traza más o menos clara que sube y baja como las olas, en los puntales tierra llana donde seguro cultivaron, en algunos lugares se aprecian paratas de piedras para que la tierra no se deslizara.





A mitad del barranco encontramos otra fuente. Bueno, la fuente estará más arriba, aquí solo vemos medio bidón azul y un tubo de goma de donde no sale nada, ni gota. Esta fuente debería de llamarse fuente del Bigarral aunque así no la he visto en ningún lado. Puede ser coincidente con la que figura como Fuente de los Poyos de las Albarizas I   en el catálogo de manantiales y fuentes de Andalucía, aunque ni esos poyos los hemos visto así nombrados y la única referencia es la que Gómez Muñoz sitúa por allí como fuente de las Viboras.





Cerca de allí se sitúa el poyo de la "cocota de Cerilo" (Cirilo) y, por encima, por el filo rocoso que nos separa de la nava del Vilano (Milano) sospecho debe andar el tranco del Bigarral. A partir de la fuente el camino se torna, aquí viene al pelo la expresión, más abigarrado, seguramente estamos en el Bigarral propiamente dicho. Las paredes rocosas se amontonan y constriñen dando ese aspecto compacto del que probablemente le viene el topónimo.











De nuevo una asomadita al barrancazo (creo que nos encontramos en el puntal de la salud) y ya divisamos la resolución de este extenso poyo, otra cresta de ola tendremos que salvar para salir definitivamente, por el collado de los blanquizares, donde un manto de tierra "esgajá" delata el tono blanquecino que esconde debajo.













Aupados, al collado comprobamos que del otro lado lo que queda es el barranco de las cebadillas, abajo se divisa el cortijo de las cebadillas altas.








Decidimos asomarnos a este último puntal que tiene un nombre rotundamente serrano, "puntal del ahijaero" (ahijadero). Desde lo alto si que vemos toda la canal de las Cebadillas, hasta las Cebadillas bajas y el poyo sobre el que se asientan. Por encima de nosotros, coronando la arista que hemos traído desde los llanos de Navazalto, el puntal del Filo, el segundo más elevado después del de la Cuna, ambos en los extremos. Frente a nosotros la loma de Bardazoso coronada por la Muela, Roblehermoso y el Postre.














Necesitamos ahora alcanzar la nava del Vilano (Milano) para salir de este laberinto en el que nos hemos metido. Lo que sabemos es que enfrente va la senda del poyo del moro, pero para ello debemos bajar todo el barranco hasta las Cebadillas altas y desde allí enganchar con la senda, Vemos, no obstante, una traza que parte de los blanquizares, recto, para donde queremos ir y lo seguimos sin más y voila, un precioso y practico tranquillo nos vuelca a la gran nava que por aquí existe.








Nada más volcar se presenta enorme, sembrada de frutales, cercada para que los animales respeten lo sembrado y paralelo a la cerca la senda que nos dirige a las casas de la nava.








Las rodeamos por arriba y retomamos la senda para descolgarnos un poco más allá a la hermosa fuente del Vilano (Milano). Dos nacimientos a los que canalizaron hasta una alberca unos metros más abajo. Por aquí debe nacer más o menos el arroyo del Torno. Esta fuente del Vilano (Milano) fue en su día una encrucijada de caminos, aquí asomaba la senda de la cuesta de navazalto y conectaba con la que se iba hacia el norte, hacia las Cebadillas para salir de la sierra por el poyo del moro o hacia el collado del Pocico, para adentrarse, o bien hacia el sur, hacia Guarhondo cuyo fondo atravesaba antes de la construcción del pantano.







Desde la fuente, un paraíso, nos descolgamos hasta la carretera transversal donde dejamos el coche por la mañana e iniciamos la ruta, no sin antes rozar los cortijos de la fuente del Vilano (Milano).




Una ruta grande, que guardaré en el recuerdo porque aunque llevábamos una noción de lo que recorreríamos, no imaginábamos la cantidad de sitios y rincones nuevos que descubrimos para nuestra comprensión de la zona. La gran ruta que planeábamos comenzaba a cobrar sentido.







EL VÍDEO





DATOS TÉCNICOS


Denominación
SENDA DE LA CUESTA DE NAVAZALTO (tramo de sierra) 
Fecha
21/09/13
Itinerario
Carril de Navazalto - prao de los fresnos - caseta de fogoneros - collado del peñón - peñón de Navazalto - collado del hateril - tranquillo de Navazalto - senda de la cuesta de Navazalto (tramo de sierra) - puntal de las cuevas - collado del mojón - poyo angosto (Bigarral) - collado de los blanquizares - puntal del ahijaero - nava del Vilano (Milano) - fuente del Vilano (Milano) - carril de Navazalto
Acceso
Carratera transversal de la Sierra de las Villas, a unos 22 kmts de Mogón, llegamos al Embalse de Aguascebas (Guarhondo). Unos 2 Kmt pasado el muro, encontramos el paraje de la Fresnedilla, la escuela, la casa forestal y la cafetería - restaurante "Los Lucas". Aquí, podemos dejar el vehiculo. Continuando la carretera, a 500 mts se encuentra la pista que nos subirá a Navazalto.
Inicio
Carril de Navazalto
Fin
Carril de Navazalto
Tipo de trayecto
Circular 
Tipo de firme
Carril - Senda y sin ella  
Estación
Primavera/Otoño/Invierno/Verano
Distancia
14,6 kmts
Dificultad
Moderado
Tiempo estimado
9 horas   
Cota mínima
874 mts
Cota máxima
1.356 mts
Desnivel acumulado
Subiendo: 868 mts.    Bajando: 868 mts.
Perfil
Sugerencias
No recomiendo seguir el mismo trazado, es decir, bajar y subir la senda de la cuesta de Navazalto. Nosotros lo hicimos porque estábamos investigando su permeabilidad. Precaución al asomarse al filo de los puntales, existe peligro de precipitación.  No abandonar basura. No encender fuego. Utilizar calzado específico de montaña. 
Mapa
Track
Movil
Cobertura Movistar en gran parte de la ruta, por la zona que da a la loma.
Mapa
Foro
LA RUTA EN EL FORO TURISMO EN CAZORLA
Referencias
Experiencia propia.El Gran libro de la sierra de las cuatro villas. Gómez Muñoz, J. Ed. Bubok


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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenos días:
Despertar este día con esa maravillosa descripción, de este lugar, aparentemente imposible, es un auténtico regalo y un gozo para los amantes de Las Villas y por extensión de todos los senderistas. Mi admiración y asombro por develar esta ruta, que ya se ha convertido en imprescindible, para todo buen serrano. Me quito mi sombrero de paja para honrar este soberbio rutón!!!!

Anónimo dijo...

En "Aguadero hondo" y no, guarhondo, había un molino de harina que construyó mi abuelo: Quico Alguacil