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EL CENTENILLO (Jaén): PASEO MINERO




EL CENTENILLO Y LA MINA


Olé Andujar y Baeza
Olé La Carolina
Olé Andújar y Baeza
El Centenillo y la mina
Que es donde Castilla empieza
y Andalucía termina
Viva Jaén ...

Allí donde los alcornoques, las jaras, los quejigos, el romero... el lobo, el jabalí, el lince, el ciervo, ... el águila, el buitre, el azor, ... la víbora, el conejo, la perdiz, ... allí donde no había casas, ni pinos, ni eucaliptos, ... donde la tierra aún estaba serena y las entrañas no reverberaban ecos metálicos, ... por donde no había caminos, ... nació de la nada una civilización, mejor, una humanización, singular, diferente a la tierra a la que pertenecía, un universo de la nada, impuesto a la naturaleza en aras del progreso.

Allí, a El Centenillo llegaron primero los encargados de las prospecciones, tras ellos los técnicos, la mano de obra, los artesanos,... para alojar a tanta gente en medio de la nada hubo que construir casas, eso sí, según un orden, el de England.





Para ir y venir, hubo que romper el monte, trazar caminos, en pocos años una nueva urbe había nacido, aquélla de “las camas calientes”, de viviendas multifamiliares, pero también del orden y el progreso.







El Centenillo fue avanzadilla en la aplicación tecnológica de la maquina de vapor, pionero, sin figurar en ningún ranking, en la implantación del deporte nacional, contando con uno (el) de los campos de football más antiguos de España, precursor de la vigilancia y salud laboral en nuestro país, donde las condiciones higiénicas de las viviendas se median con elementos tan básicos como numero de braseros y ventanas de la vivienda. Pero, al igual que en la “fiebre del oro” en el far west, también fue lugar de miserias, frustraciones, ruina, enfermedad y muerte, no olvidemos que ellos, los ordenados, los organizados, los metódicos, los súbditos de la reina Victoria vinieron a enriquecerse. 
Pronto, el inglés, descubrió entre sus secretos que otros, mucho antes, también habían estado allí, a lo mismo.


El Centenillo al fin, fue un lugar que se mantuvo minero poco más de 100 años, pasando de la nada a la prosperidad y, de nuevo, a la decadencia. En 1963, cuando todo llegó a su fin, cuando las vagonetas dieron su último viaje y se cerraron los pozos, El Centenillo volvió al silencio que la naturaleza imponía, el casino dejó el bullicio, los ciervos volvieron a corretear por la plaza, la sensación de un pueblo fantasma relegó al pasado unas décadas de esplendor y prosperidad. Y la gente de El Centenillo tuvo su diáspora.

Poco a poco, las viviendas volvieron a rehabilitarse, ahora con fines de descanso, vacacionales, y eso es hoy El Centenillo, un pueblo cuidado, tranquilo, con numerosos alicientes relacionados con la naturaleza, repoblado de pinares y eucaliptos con los vestigios de un pasado minero que debería conservarse antes de que se pierda del todo, que invita a la visita y que sorprenderá por los agradables rincones que esconde.




LA RUTA

Nuestra ruta hoy será más que todo un paseo. Seguiremos primero el espectacular recorrido del trenillo minero a Pozo Nuevo, recientemente acondicionado y balizado, para continuar, al final del mismo, por el camino que pasa por otros dos pozos emblemáticos: Santo Tomás y El Mirador.


Iniciamos la excursión en la plaza donde ahora han colocado un minero para recordar para siempre el pasado reciente.




Nos dirigimos hacia la entrada por la que hemos accedido al pueblo y al final de la curva que desciende decididamente para irse hacia La Carolina, a la izquierda parte un camino de tierra que tomaremos. Tras tres o cuatro casas ya se nos abre una amplia panorámica hacia el barranco del cerrillo del plomo y el camino descendente hacia la “Bomba” (estación elevadora de aguas para El Centenillo) y El Puntal.




Continuamos pasando por encima de los denominados pabellones de solteros, destinados por la Cia. Minera a albergar a aquellos que venían en busca de fortuna sin familia.




A la derecha tomamos un senderillo que se dirige al pinar próximo. Al llegar, antes de la puerta metálica, encontramos a la izquierda la boca del tunel del trenillo minero que nos pasaría a la vertiente sur del cerro del Águila que transitaremos. Allí mismo, junto al túnel, la fauna local como en cada lugar que visitamos nos saluda y da la bienvenida.






Abrimos la puerta de acceso y nos encontramos con un panel de inicio del sendero de Pozo Nuevo.




La primera parte del trayecto de este sendero, hasta el mismo pozo aprovecha el trazado de la antigua vía del tren minero encargado de transportar mineral y otras materiales entre los diferentes puntos neurálgicos del lugar. Ahora se encuentra repoblado de pino piñonero en todo el trayecto.




En poco tiempo nos topamos con las primeras edificaciones que nos anuncian un enclave de singular belleza: Pozo Nuevo.




Han acondicionado este lugar para el paseo y descanso, así como con un mirador donde contemplar una amplia panorámica de sierra morena. El Peñón del Toro, El Puntal, el Montón de Trigo, abajo el cerrillo del Plomo, río Grande, ...











Ya berrean tímidamente los ciervos, aún les falta agua en el lomo, recuerdo cuando hace años y esto estaba como lo dejaron cuando echaron el cierre, veníamos a este lugar a escuchar el “canto otoñal” prácticamente en estéreo desde este balcón.
Llama la atención entre los restos de edificaciones la chimenea de ladrillo, no excesivamente alzada pues el lugar no lo precisa y los restos del tubo de humos de obra, al contrario de los que encontramos en el resto del Distrito, donde las chimeneas se encuentran próximas o adosadas a las casas de bombas o de máquinas.






Tras detenernos lo necesario para empaparnos de esta perspectiva, continuamos rodeando el cerro del Águila, al final de las edificaciones continua el camino ahora en senda




rápidamente gira a la izquierda, ascendiendo decididamente hasta que casi tocamos cumbre, pasando a la cara sur del cerrete y encontrándonos con otra puerta que debemos dejar cerrada. Nos toca ahora bajar lo que subimos por la otra cara por un cortafuegos de irregular piso.




Poco a poco comenzamos a tocar de nuevo restos mineros, primero el viejo pozo del Águila, después Pozo Santo Tomás, mirándose cara a cara con El Mirador. 







Antes de llegar al pozo, a la izquierda encontramos la otra boca del túnel que orada el cerro y servía para el paso del trenillo minero.




Contemplamos las coquetas chimeneas y los restos arquitectónicos ahora rodeados de basuras, descuidados como si la ruina de los mismos tuviera que asociarse a los actos incívicos.









Bajamos hasta la carretera que nos llevaría, por la finca de Selladores, al mismísimo Santuario de la Virgen de la Cabeza atravesando lo mejor de la Sierra de Andújar. Junto a la aún altiva casa de capataces que hay junto a la carretera tomamos un camino ascendente, ahora en obras, pues están sellando todos los vertederos, que nos conducirá al gran Pozo de El Mirador, aquél que trabajó durante 100 años, incansablemente, noche y día, hasta que agotó sus posibilidades, no por falta de plomo sino por falta de rentabilidad del mismo.


La primera imagen con la que se encuentra cada mañana cuando amanece es con esos roquedos singulares conocidos como "las tres hermanas"



Entre las ruinas podemos ver los curiosos restos del lavadero, una joya que se debería conservar en paño. Afortunadamente, su cabria podemos contemplarla actualmente rehabilitada en la Escuela Superior de Minas de Madrid.



Volvemos por nuestros pasos y tomamos el camino que nos conduce al mismo campo de football aquél que dicen que es el más antiguo de España, solo que no existe manera de documentarlo. Aún se adivinan sus primitivas gradas.


Entramos en el pueblo por la calle bonita, pasamos por la conservada iglesia y su plaza larga y llegamos hasta nuestro punto de partida donde aún el casino es testigo de otros tiempos.















EL VIDEO










DATOS TÉCNICOS

DenominaciónEL CENTENILLO (JAÉN): PASEO MINERO
Fecha04.09.2011
Localización
La ruta parte de la plaza donde se encuentra el casino. De allí 
se dirige hacía Pozo Nuevo cuyo sendero transita en su 
totalidad para continuar en lugar de por el tunel del trenillo, 
hacia el pozo Santo Tomás y El mirador posteriormente. 
Regresa a El Centenillo por el veterano campo de football para 
completar el circular.
Acceso
A El Centenillo se accede por La Carolina desde la A-4. Se 
encuentra a 17'5 kmt de este punto. La carretera, aunque 
estrecha se encuentra en buen estado. Tambien podemos 
acceder desde Andújar por la carretera de las Viñas.
InicioPlaza de El Centenillo (junto al casino)
FinPlaza de El Centenillo (junto al casino)
Tipo de trayectoCircular
Tipo de firmePista / Senda/ Cortafuegos.
EstaciónPrimavera/Otoño/Invierno / Verano (temprano) 
Distancia5,2 kmts
DificultadFácil 
Tiempo estimado1 horas 45 minutos
Cota mínima779 metros
Cota máxima871 metros
Sugerencias
Crema solar en verano. Estirar y calentar antes de iniciar
la ascensión. Calzado adecuado. Aunque el trayecto es corto, 
llevar agua, no hay fuentes.
TracksWIKILOC
MovilCobertura Movistar. 
Mapa

BibliografíaPropia experiencia. Bibliografía de El Centenillo










1 comentario:

Anónimo dijo...

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