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SIERRA DE CAZORLA (JAÉN): BARRANCO DEL GUADALENTÍN – PINO CENTENARIO (ARTESILLA) – TRANCO DEL LOBO (desde la NAVA DE SAN PEDRO)



EN BUSCA DEL PINO DE LA ARTESILLA


Creí que bromeaba cuando me insinuó que iríamos a medir un pino. Pronto recapacité y como me dijo que era cosa de Mingo, rápidamente detecté que el tema tenía entidad.

No, Sansón no bromeaba, era una cuestión que venía de atrás. Mingo conocía la existencia de un laricio perdido en la sierra del Pozo con unas dimensiones excepcionales. Se trataba, por tanto, de discernir objetivamente si nos encontrábamos ante otro coloso de la sierra.

Visualmente, el gran Galapán es único. Su ubicación y la ausencia de vegetación alrededor, hace impensable que pueda haber en el parque algo que le “moje la oreja”, que ponga en entredicho su porte y ganada reputación. Por tanto, de haberlo, debía estar en un lugar poco visible y nada accesible y, además, confundido entre la vegetación, de tal forma que fácilmente hubiera pasado desapercibido.

Íbamos a poner en entredicho la majestuosa circunferencia del milenario Galapán, la empresa no podía entrañar mayor emoción.



Pino Galapan

Cual pilar sosteniendo el firmamento
rasgando tempestades y huracán,
permanece el vetusto Galapán
enfrentado al furioso, helado viento.

Milenario laricio, gran portento;
de la sierra de Segura, el capitán.
Ostenta la atracción de fuerte imán
tu altivez singular, por corpulento.

A esa copa altanera, inalcanzable,
grises nubes la abrazan y la besan
como hicieran los más enamorados.

Viejo líder, con garbo incomparable,
los siglos destructores no te pesan.
Tu arrogancia se ve a cuatro costados.

Sebastián Palomares Molina. Brotes de Otoño





LA RUTA

Para llegar a nuestro objetivo, Mingo había diseñado una preciosa ruta. Era necesario remontar una impresionante pared. El plan a seguir, exigía partir de la Trinchera, allá por la Nava de San Pedro, bajando por una bonita trocha entre robles (quercus).





rozamos el cortijo del Vado de las Carretas, donde aún vive según me cuentan Juan Pedro, el arriero que acompañaba a Justo Cuadros en el célebre capítulo de sus andanzas con la alemana (feuer, feuer o fóller - fóller, como él parece que lo entendió).

En nada llegamos al bonito nacimiento de las siete fuentes.




La fauna local, como siempre, atenta a los movimientos de la gente que perturba su amanecer.






Ahora necesitamos cruzar el Guadalentín. Unos deciden cruzar sobre las piedras, aún sabiendo que si hunden el pie o algo más alguien estará atento a captar el momento






Otros, según se mire, más precavidos por el puentecillo, que también tiene guasa.





Miramos hacia arriba y vemos lo que nos espera.






subimos hacia poyo Tribaldo, un descansillo para comprobar que el lugar se corresponde con la cita de la placa que acertádamente alguien ha puesto.











por un bosquete existente en la cara que da a la gran pared rocosa nos introducimos buscando una vieja y preciosa senda que tomaremos para ascender por el extremo sur del Tranco del Lobo, entre este y el Tranco de Juan Domingo hasta donde se encuentra el repetidor, en los “pelaos”.



Conforme subimos se va dibujando la cerrada de la Canaliega, por donde el Gualay nutre al Guadalentín.





Al fondo, en el horizonte se dibuja el coloso Cabañas.



Enfrente la mole del Calar de Juana




De nuevo un precioso quejigal



Y continuos balcones al cañón del Guadalentín







Algunos ya iban tocando cielo de piedra en piedra



mientras el resto trazábamos la preciosa senda




Al final del ascenso nos esperaba un bonito bosquete de impresionantes laricios de elevado porte para estar en la ladera sometidos a las inclemencias








Por fin el repetidor, ¡estábamos arriba!




en la lejanía, un "lobo" examinaba nuestros movimientos, ...



Desde aquí, tras un resuello y un "tentenpie" bajaríamos por la pista que desciende al embalse de la Bolera




hasta un punto en que nos desviaríamos hacía la cañada del arroyo Postero donde se encuentra nuestro objetivo.


Y allí estaba, ...





Hubo tiempo para medir y remedir, abrazar e intentar abarcar la gran circunferencia de su majestad. Es cierto que desde la lejanía nada hace pensar que nos hallemos ante este prodigio de la naturaleza. A su lado, parecemos tan insignificantes,…












las cuentas no se si saldrían, pero tocaba seguir...









Ahora toca un duro e interminable ascenso por el barranco del Postero hasta los Torcales del Lobo, merece la pena el esfuerzo pues seguimos disfrutando de exuberantes laricios.






Tras un colladete, un bonito mirador nos permite divisar la Chacona y, al fondo, la Cabrilla.




Abandonamos la pista para reintroducirnos en el bosque y en poco nos encontramos de nuevo contemplando el valle del Guadalentín, estamos en el Tranco del Lobo.





En este punto, un acto de generosidad impagable de los compañeros de camino con los dos del grupo que no habíamos experimentado la sensación de pasar por la famosa cornisa hizo cambiar los planes sobre la marcha y dirigirnos a este recóndito enclave.




La verdad es que habría estado como un chiquillo correteando por la cornisa, experimentando la sensación de vacío y vértigo que produce mirar al fondo del barranco del Guadalentín.



Si alguien, desde abajo, me hubiera dicho donde estaríamos horas más tarde, no lo habría creído. Un estrecho y caprichoso pasillo de apenas cien metros de largo y dos de ancho permite descender desde las alturas al fondo del barranco.




Pero allí no acababa el asombro, tras una revuelta nos esperaba uno de esos monumentos caprichosos que la naturaleza nos regala: un gran covachón con un hermoso y amplio arco. Animado por Lobo y PacoUbeda no puedo resistirme a entrar hasta lo más alto, aunque ello me cueste un pequeño susto al quedar rezagado del grupo.






Tanta emoción requería recargar energía, así que sesteamos para almorzar por debajo de la morra de las Grajas. Desde aquí partió Sansón con el último bocado tirando del grupo medio renegando por la bulla, en un vertiginoso descenso casi sin senda marcada por entre el pinar primero



y un hermoso quejigal después



que nos lleva directos a cruzar el Guadalentin y ascender definitivamente a la Trinchera.

Justo antes del ascenso, volvemos la mirada para saludar a la peña del águila.



y comprobar el paso por la cornisa que habíamos realizado ¡espeluznante!



Gracias, amigos por esta impagable excursión. Todo ello en armonía, sin derrapes, aunque a algunos, que les puede el carácter y les sobra energía, trepan más que andan en algunos tramos. Esto fue un disfrute para los sentidos. Afortunadamente los que se tuvieron que volver a mitad de camino, regresaron sin novedad, no sin crear cierta incertidumbre a ultima hora.

Lo que no tenía incertidumbre, era el remate, en la asombrosa Nava de San Pedro, cuna de Mingo, uno de los lugares más bonitos que yo he visto por estas sierras





con el tranco del lobo en el horizonte y un tercio de rubia en la mano y ese agradable sol otoñal que va cubriendo de dorado color casi todo lo que toca.






¡Ah!, por cierto, parece que, por solo 20 cm, ganó el Galapán. El Rey sigue en el trono.



EL VIDEO







DATOS TÉCNICOS


DenominaciónSIERRA DEL POZO (JAÉN): BARRANCO DEL GUADALENTÍN – 
PINO CENTENARIO (ARTESILLA) – TRANCO DEL LOBO 
(desde la NAVA DE SAN PEDRO)
Fecha15.10.2011
Localización
La ruta parte de la Trinchera, en la Nava de San Pedro. De ahí, 
se desciende por el barranco del Guadalentín y nos desviamos 
para dirigirnos a Poyo Tribaldo, desde donde comenzará la larga 
pero cómoda ascensión al repetidor. Bajaremos ahora por la pista 
que desciende al embalse de la Bolera para abandonarla en un lugar 
y dirigirnos a la cañada del Postero para admirar el ejemplar de 
laricio. Ascenderemos fuertemente por el barranco hasta llegar a 
la cornisa del Tranco del Lobo y pasar por la repisa natural. Visitamos 
la cueva del arco y tomamos una insinuante senda que parte de la 
misma. Al llegar a la altura de la morra de las Grajas, comenzamos 
descender por el bosque de pinos y, más tarde de quejigos o 
carrascas que nos dejará en el Guadalentín, el cual cruzaremos 
para ascender de nuevo a la Trinchera.
Acceso
Desde Cazorla, ascenderemos al puerto de las Palomas, de ahí 
bajaremos al empalme del Valle y tomaremos a la derecha la 
desviación a Vadillo Castril, continuaremos por la carretera sin 
entrar en la población ascendiendo hasta que la carretera se 
convierte en pista que llevaremos durante unos 7 kilómetros 
hasta la Nava de San Pedro. Un kilómetro más adelante se 
encuentra la Trinchera, lugar de partida y llegada y donde puede 
dejarse el vehiculo.
InicioLa Trinchera (Nava de San Pedro)
FinLa Trinchera (Nava de San Pedro)
Tipo de trayectoCircular
Tipo de firmePista / Senda/ Sin camino
EstaciónPrimavera/Otoño/Invierno
Distancia16,48 kmts
DificultadModerada
Tiempo estimado8 horas 
Cota mínima1.102 metros
Cota máxima1.758 metros
Sugerencias
Estirar y calentar antes de iniciar la ascensión. Calzado adecuado. 
Agua en el nacimiento de las sieta fuentes y en el cortijo de Poyo 
Tribaldo. Recomendable el uso de bastones, especialmente para 
la bajada.
TracksWIKILOC
MovilCobertura Movistar ausente en casi todo el recorrido. Puede captarse 
señal en puntos concretos: Barranco del Postero. Trinchera. Tranco 
del Lobo.
Mapa
BibliografíaEn busca del pino Galapán. Olayo García Alguacil. Edición propia







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