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SIERRA DE LAS VILLAS (JAÉN): CABALLO DEL TORRASO (desde el Collado del Ojuelo)


"Teníamos previsión de lluvia, pero ni hizo falta sacar el paraguas, sólo cierto temor a unos ganchos de marranos, las rehalas sueltas por el monte y el viento frío incordiaron un poco,el último tramo, muy pendiente y con nieve hasta las rodillas, hizo duro el ascenso, además teníamos que adivinar por donde zigzagueaba la vereda, ya que el manto de nieve impedía apreciar por donde trascurría el sendero, fue dificil, pero alcanzar el techo, como siempre, mereció la pena, las vistas impresionantes: la desnuda Sierra de las Villas, los blancos pueblos de Segura (Hornos, Segura de la Sierra, Orcera), de la Sierra de Cazorla (Burrunchel, La Iruela y Cazorla) y los de la loma (Iznatoraf), las aldeas del Robledo y El Ojuelo, y los picos del Almorchón, la Sagra, el Yelmo .......
reconfortaron del esfuerzo realizado".

No se podía hacer mejor y más preciso resumen de la excursión que la que me envió mi buen amigo "andarín" y por eso encabezo con ella mi relato.


UNA MONTAÑA PERFECTA

En realidad, cuando partimos en dirección a la Sierra de las Villas, no teníamos del todo claro que ruta escogeríamos. El plan A era bajar a los Vadillos por la Escalera de Amador y subir por la Umbria de Aguilar al Topaero y al Collado del agua de los Perros, de donde habríamos partido inicialmente. El plan B, cercano, subir al Caballo desde Carrales y bajar por los Tableros y el Collado del Ojuelo hasta Carrales de nuevo conformando un atractivo circular. Finalmente, tuvimos que improvisar tras constatar que en la zona que pretendíamos extender tanto el plan A como el B había acotada una cacería de jabalies, un "gancho" como por aquí se le llama. Tras debatir en parada estratégica a la altura de la CF de Carrales, decidimos persistir en el empeño de subir a esa preciosa montaña llamada Caballo del Torraso fuera de las lindes de los cazadores que se preparaban para su batida en el cortijo de Arroyo Martín. No se tambaleaba nuestra excursión por la previsible lluvia y, sin embargo, lo hacia por una imprevisible (para nosotros) monteria. Para ello, nos dirigimos unos kilometros en dirección a Mogón (habiamos accedido por la Venta de los Agustines) hasta el paraje conocido como Collado del Ojuelo



en cuya Nava dejamos el vehiculo, junto a la Tiná existente en la misma, vacía ahora de ganado, probablemente de trashumancia por algún lugar más benévolo climatológicamente hablando.



El collado del ojuelo además de ser un bello lugar, es tambén un importante cruce de caminos.





Además de la pista que tomaremos, que nos puede llevar en varias direcciones, también existen otros que se dirigen a diversos cortijos por la zona y, pasado el collado, en dirección a la Cueva del Peinero, se abre paso una de esas vías que los serranos usaban para bajar al valle, la que transita por la impresionante cañada de la madera. El pasado verano estuve por aquí, con la bici, y pensé que era un sitio extraordinario para recorrerlo despacio, con detenimiento, degustando las emociones pausadamente. 

Nos encontramos en los 1200 metros y tenemos que ascender a los 1700, realizaremos una suave pero continuada subida de 300 metros hasta el collado de la cruz del espino continuando con una brusca subida al Caballo de 200 metros en poco más de un kilómetro.
Bueno, comenzaremos definiendo a donde nos dirigimos. Me gusta mucho como lo hace José Gómez Muñoz: "Al corazón de la Sierra de las Villas por la senda más bonita" y además dice ... "la palabra Torraso hace referencia a algo tostado. Por las laderas y cumbres de este monte llamado Torraso, hay muchas piedras que no son calizas sino arenisca y cuyo color es marrón oscuro". Lo de -caballo- está más claro, bueno, solo si lo vemos lateralmente



de lo contrario solo percibimos bien un elevado pico por el norte



bien una elevación en progresión desde el sur. José Gomez la explica magistralmente; "La montaña más bonita de la tierra. Me estoy refiriendo al Caballo del Torraso. Porque ella en sí es una montaña tan original que no creo exista otra igual en todo el planeta. Es algo alargada con forma de barra de pan. Por el centro más gruesa y por los extremos terminada casi en punta de espada. Por arriba acaba en filo como el caballete del tejado de una casa a dos aguas. Pero justamente por el centro, a ambos lados, está como enganchada o unida a la sierra que la ha modelado. Por el lado sur, que es la parte más alta porque por ahí avanza la gran cordillera, tiene un collado y después, un pico que se eleva hasta los mil setecientos diecinueve metros. De ahí para arriba buscando el corazón de la cordillera, sigue robusteciéndose la porción de terreno que sujeta al Torraso o le da consistencia para que permanezca en su pedestal. Por el lado de abajo, lado norte y que va cayendo hacia el valle del río Guadalquivir, más ampliamente queda enganchada a la sierra pero en esta ocasión por una llanura que enseguida comienza a hundirse en barrancos. Tiene su collado, conocido por la Cruz del Espino, que es la parte más alta en este brazo que se suelda con la panza del Torraso. Pero tanto este lado norte como el lado sur, también collado conocido por el de los Hermanillos, la altura se queda en los mil quinientos metros. El filo del Caballo del Torraso, la montaña que tiene forma de barra de pan, se sustenta en el nivel de los mil setecientos metros.


LA RUTA

Comenzamos nuestro camino a las 11 de la mañana entre "pitos y flautas" a cuenta de los cazadores.



La pista está cerrada por una barrera a su inicio que limita el paso de vehiculos a motor.



Aproximadamente a 1 kmt del inicio nos encontramos con la Fuente de la Moratilla, con su pileta y un tubo para la toma de agua en caso de incendio.




Subimos dando la cara al barranco del Arroyo  Chillar, divisamos el paso del cuco, la cerrada por donde el arroyo de hace importante dirigiendose a los Vadillos para alargarse hasta la venta de Melquiades, allá donde desemboca en el Guadalquivir. Subimos casi paralelos a la carretera pero por encima de esta.



Es impresionante el cerro de Santa María con su casetica blanca coronandolo elevandose por encima del Collado del Ojuelo.


Al frente, Carrales y, por encima la Albarda y la piedra del agujero visible aún desde la distancia.



Una curva cerrada a la derecha nos separa de esta vertiente para, ganando altura, conducirnos a los Tableros. De aquí se aparta un ramal que se introcude en el bosque y muere por debajo de la Cruz del Espino. Más tarde, se aparta otro a la derecha que se dirige derecha a los llanos de los Tableros según mi mapa. Pero aún vimos otro que no aparece y por como desciende parece dirigirse a la zona del raso de la Honguera. Por aquí "deslumbra" el Blanquillo o Pedro Miguel (bueno, eso será otra historia, lo del nombre me refiero) y el Cubo cerrando el paraje de la cueva del Peinero, donde muere la raspa del Caballo que vamos a montar.



Ascendemos decididamente ahora en dirección a nuestro monte cuando ¡caspita! se nos cruzan unos perros de rehala que soliviantan a Trufa, van a lo suyo, creemos que se han perdido porque la zona de la cacería queda lejos de aquí, pero cual es nuestra sorpresa que, unos metros más allá, otros miembros del club canino nos jalean el camino, unos todoterreno apartados en el camino nos hacen temer lo peor. Pronto el avistamiento de un pequeño que sale para averiguar porqué protestan los canes nos tranquiliza. Le preguntamos por la cacería y nos remite a su tío, un adulto con escopeta en mano sale a nuestro encuentro y ¡cielo santo! nos tranquiliza, la vía está expedita, el gancho cae por el arroyo del raso de la Honguera y el río Aguacebas hacia la cueva del Peinero. Estamos libres pero entre dos ganchos. Nos tranquiliza que aún no hemos oido un tiro.
Ahora si se nota la subida, estamos cerca del collado y hay que remontar, por nuestra izquierda el curso del arroyo del Raso de la Honguera, por aquí nace y va a desembocar en el Aguascebas Grande justo en la pradera de la cueva del Peinero tras cruzar la carretera. 
El collado de la Cruz del Espino es una amplia planicie



desde aquí divisamos Torafe y el cagadero, esa "mella" que queda por encima de la Cañada de la Madera y, al fondo por el poniente la loma.



A la derecha nos queda el Caballo, divisamos en lo alto su caseta casi a tiro de piedra.



Al frente vemos la Albarda y el barranco de Arroyo Martín que nace justo en los charcones que por aquí se originan, si nos fueramos por la pista abocariamos al cortijo y lancha del Tosero, barranco de Arroyo María y a Prao Chortales y, más adelante saldríamos por una bajada de pista escalofriante a la casa de las Cañaillas, 1 kmt por debajo del pantano de El Tranco.

Pero nosotros vamos para arriba, del mismo collado se aparta a la derecha un ramal que mal se ve porque está cubierto de nieve, se adentra en un espeso bosque de laricios



y acaba más adelante, en un rellano o anchurón. Aquí la nieve comienza a ser un problema porque nos tapa casi completamente el trazado de la senda que arranca para remontar al Torraso.

Comenzamos a ascender la empinada sendica adivinando su trazado, miramos hacia arriba y casi tocamos la garita



pero los pies se hunden hasta casi la rodilla, Trufa está apurada, a pesar de sus apenas 6 kilos también se hunde en la nieve blanda, es penoso pero seguimos porque casi estamos arriba, dando bocanadas como los peces vamos trazando el zig-zag continuo que nos acerca al final. El último repecho nos hace recapacitar ¡Jo! ¡que monstruo la Edurne!

Llegamos. Los laricios nos abren paso a un vientecico que corta el cutis, afortunadamnte la garita esta accesible y entramos para dejar las mochilas y volver a salir y contemplar la maravilla que nos rodea.







 

El Torraso está separado de todo, es una montaña única, pero todo se ve y eso que el horizonte no está completamente límpio. Como se encuentra orientado en dirección N NE, al frente divisamos el Yelmo con sus pueblos a sus faldas Hornos, el Ojuelo, el Robledo, Cortijos Nuevos...,


más cerca las cumbres de Beas, la risca del Quijarron, y hay debajo el barranco de Arroyo María y Prao Chortales, ¡que ganas tengo de conocerlo!. Hacia el E, las cumbres, Peñamusgo, el Almorchón y el impresionante macizo de La Sagra y más cerca la pelada sierra de las Lagunillas





Al S, Pedro Miguel o Blanquillo como querais el Cubo cerrando el paso y desviando al Aguascebas Grande a la altura de la cueva del Peinero.







Al O, la borrasca que se nos viene encima, la Loma, el cerro de Santa María, La Albarda, ... Intentamos alcanzar el punto geodésico por la cresta aparentemente accesible pero, la espesa nieve nos lo desconseja no sea que que pillemos una poza y, total unos metros más arriba no van a mejorar el disfrute que tenemos delante. El biruje nos sugiere ponernos a refugio y reponer fuerzas para el regreso que haremos por el mismo camino, pués ya hemos oido tiros y tengamos la fiesta en paz .   









EL VIDEO




DATOS TÉCNICOS

DenominaciónCABALLO DEL TORRASO DESDE EL COLLADO DEL OJUELO
Fecha13.02.2011
Localización
Corazón de la sierra de las Villas. A medio camino de la carretera de Mogón a 
la Venta de los Agustínes. Recorrido: Collado del Ojuelo - Los Tableros - Collado 
de la Cruz del Espino - Caballo del Torraso
Acceso
Desde Mogón o desde la carretera de Villanueva del Arzobispo al Tranco 
desviándonos a la derecha a la altura del Charco del aceite, tomamos la 
carretera transversal de la Sierra de las Villas y, llegados al collado del Ojuelo, 
podemos dejar el vehículo en la Nava del lugar o a la entrada de la pista.
InicioPista a los Tableros (Collado del Ojuelo)
FinPista a los Tableros (Collado del Ojuelo)
Tipo de trayectoLineal (ida y vuelta)
Tipo de firmePista / Senda
EstaciónPrimavera/Otoño/Invierno.
Distancia7,84 kmts
DificultadModerada (por la presencia de nieve) Fácil en otro caso.
Tiempo estimado2 horas (ida)
Cota mínima1.178 metros
Cota máxima1.719 metros
Sugerencias
Desaconsejable en verano. Calzado adecuado. Agua a 1 km del inicio
TracksWIKILOC
MovilCobertura Movistar ausente en la mayoría del camino, baja en el collado de
la Cruz del Espino mejorando conforme ascendemos a la cima del Caballo.
Mapa
BibliografíaPropia experiencia. El Gran libro de la Sierra de las Cuatro Villas, José Gómez Muñoz.

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