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SIERRA DE LAS VILLAS (Jaén): PASÁ DEL CUCO POR LA ESCALERA DE AMADOR



AMADOR Y SU ESCALERA, LA PASÁ DEL CUCO Y CARRALES


Hacía mucho, mucho tiempo que andaba a vueltas con esta cerrada del Cuco. Sabía donde ubicarla, conocía que aún era factible pasarla, la toque por delante y por detrás pero, por una o por otra razón no había acabado de "cerrarla".

Cierto es que la intención inicial de la jornada no era describir una ruta propiamente dicha, sino investigar el paso para que formara parte de una propuesta circular mayor que recorra un buen pedazo de esta querida sierra de las Villas de una tacada, pero como este lugar resultó maravilloso y las sensaciones tan vivas, quiero compartirlo con quién quiera verlo.

Salieron 8'5 kmt, Lo justo para lo previsto, una mañana y, a medio día en casa. Dada esta premisa, no podíamos entretenernos en partir de su lugar "natural", la pista de los Vadillos, allá por el "Topaero", ya que teníamos un porrón de kilómetros antes de llegar a nuestro objetivo que no olvidemos era la pasá del Cuco.

Recordé que el pasado verano encontré, dando vueltas y vueltas por la lancha de Carrales, la escalera de Amador, que nos baja en un plis plas a la pista de los Vadillos. Por ahí nos dejamos caer, con total éxito y, aunque nos “enmatojamos” un par de veces, se resolvió fácilmente.

De Amador tengo poco conocimiento, su “escalera” es bastante comentada por quién conoce aquello. El caso es que el hombre trazó y dejó para que la disfrutemos un bello acceso a un recoleto lugar donde vivió. Por aquí salía y entraba fácilmente de Carrales a su cortijo y viceversa. Allí cerca tenía sus huertos, unos junto al cortijo, otros junto a la pared que cae desde arriba y otros abajo, junto al royo.






Por entonces, Carrales debía ser un hervidero de vida. Con algunos que he hablado de “aquellos entonces” lo consideraban casi un pueblo. En realidad allí se llegó a constituir una auténtica comunidad de vecinos por la cantidad de cortijos habitados existentes, a saber, el del Agua de los perros, el del Raso de la escalera, el del Puntal, la casa forestal y Carralillos, estos junto a la carretera actual. Los Vadillos, el de los Riveras, el del Pequeño, el de Amador, el del tío Luciano, el del Chindo, el de Terrones, el del Cuco... junto al Chillar. Carrales de Abajo, el de la Lancha, de la laguna, los del Morro, Roble Gordo, y hasta el del collado del Ojuelo y el del Hoyo podríamos meterlos en esta buena tierra que dio de comer a tanta gente y que a tanta gente vio nacer, morir e irse para siempre. De los mencionados, parece que solo tres quedan en pie y habitados en alguna época del año: los Vadillos, Carrales de abajo y Roble Gordo.








La cerrá del Cuco delimita la cabecera de Royo Chillar. Este bonito y corto curso fluvial que desde Carrales se encajona en la cerrada primero y en un auténtico cañón después conformando una de las cuencas fluviales más hondas y desconocidas de esta sierra. La cerrá del Cuco se comporta como un embudo donde confluyen cuatro arroyos nacidos en un mismo territorio poco distantes entre sí: Cucharas, Carrales, Hoyo, Ojuelo. En un palmo, se van uniendo unos a otros para fabricar el bonito royo Chillar que luego cabalga ruidoso por ese impresionante cañón hasta desembocar en el Gran Río cerca de la Venta de Melquiades (o Cardaor).

En ese palmo se producen una serie de saltos y cascadas de unos sobre otros que abstraen cuando discurres por la zona... y luego, la entrada y la salida a la cerrá, son espectaculares, y aún más en este tiempo.




Espectacular amaneció el día, lo que sigue nos encontramos al bajar al valle de Chincolla, no vimos las preciosas choperas de la ribera del Gran Río, pero contemplamos la gloria...










LA RUTA


Dejamos el coche en un ensanche junto a la carretera, en una recta pasado el cortijo del Puntal. Desde ahí nos encaminamos cien metros desviandonos por un carril que arranca a la derecha y que lleva a los cortijos de Carrales de abajo y a la tinada de los pastores. Bajando por él, en unos metros, estamos en una gran planicie, la llaman la laguna de Carrales, se trata de un gran prado, ahora yermo, que es aprovechado para un posible aterrizaje del helicóptero en caso de emergencia. A la izquierda, al fondo, el caballo del Torraso. Bordeamos la pradera por arriba y nos encaminamos atravesándola hacia el borde de la lancha que por aquí se asoma al bello cañón del Chillar.

















Buscamos el comienzo de la escalera de Amador y no es difícil de encontrarla, hay dos grandes mojones de piedras que nos dicen que vamos en buen camino, tal vez son de deslindes de montes pero, a nosotros, nos guiaran durante toda la bajada porque, al menos, encontraremos tres parejas de ellos.





La escalera está muy perdida, mucha piedra suelta y, en algunos lugares, casi inapreciable, pero el camino no tiene pérdida porque baja zizagueando por una loma limitada a ambos lados por dos arroyos que nacen arriba, en la lancha. Al final de esta loma, en la que nos encontramos con algún puntal o resalte, está el cortijo de Amador, bueno, lo que queda. Aún se aprecia el hueco de la chimenea, la separación en dos estancias y delante, junto al morro, el corralillo para los animales. Desde este morro ya divisamos abajo la pista que sube desde los Vadillos, en realidad desde la fuente del Topaero, donde cogimos agua, de allí parte.














Nos vamos por la izquierda del cortijo cruzando uno de los arroyos que limitaba la loma donde hizo su escalera. Una vez cruzado, entramos en un bosquete precioso, tupido, siguiendo una bien marcada sendilla que nos va bajando y aproximándonos a royo Chillar. Llegamos a tierra llana y sabemos que el agua está cerca porque la oímos, ya suena. Cruzamos por donde podemos y nos plantamos en la pista que veíamos desde el cortijo. Desde que dejamos el coche han pasado 30 minutos. Si venimos del Topaero se nos va hora y media.










Un delicioso paseo por esta pista nos lleva en poco tiempo a una hermosa y elaborada fuente, la de los Enerpeños, pero sin agua. El agua que debería manar por ella  se desparrama unos metros antes buscando el curso del Chillar. Frente a ella una pantaneta remansa el cauce, es poco profunda, a la derecha la tierra que sacaron para hacer el hoyo, nos indica el camino que debemos seguir. Miro el GPS y me indica que el sendero circula por la izquierda del royo según subimos, sin embargo la senda la tenemos por la derecha y por ahí nos vamos.








Un poco perdida anda por aquí pero reconocible, sorprendentemente la senda que traemos se abre en un camino bastante reconocible, el camino un poco más adelante se divide, uno continua y gira a la derecha y quiere ascender, nos lleva al cortijo del tío Luciano, a la izquierda se viene para el arroyo y nos va anticipando lo que viene pasando primero por lo que seguramente fue un huerto, nogueras y chopos nos saludan, algo más adelante ya lo vemos, el molinillo o cortijo del Cuco, la antesala de la cerrada que vamos a intentar pasar. Lo pusieron aquí, en un lugar insólito, como si de una aduana se tratara, como si hubiera que pagar un peaje por transitar por ella. Queda poco de este cortijo, las piedras con el que lo hicieron se encuentran desparramadas. Nos parece un buen lugar para descansar, nos preguntamos si llegados hasta aquí seremos capaces de cruzar al otro lado.











Tras dar cuenta del bocata en este apacible paraje reanudamos la marcha. Comienzan los problemas. Tenemos que salvar el cauce del arroyo Cucharas que aquí, justo delante del cortijo, se derrama al Chillar, tiene un tajo profundo, lo salvamos y cruzamos por el mejor lugar que encontramos, al otro lado de la orilla parece no haber paso pero una cornisa en la piedra nos permite medio gateando cruzar este primer escollo por una estrecha cornisa sobre una caída de casi diez metros. Al salir del atolladero nos damos cuenta de la tontería cometida, ya que si hubiéramos ascendido unos metros el arroyo Cucharas, habríamos encontrado un cómodo paso de este, en fin tomaremos nota para futuras visitas, lo hecho, hecho está,…






Ahora la senda nos va acercando al arroyo, debemos luchar con las zarzas para permitirnos el paso. Casi sin darnos cuenta estamos en el arroyo, al fondo atisbamos una cascada, tiene una curiosa forma, me evoca la cara de un indio con el agua simulandole el pelo.  Este rincón es precioso. Vemos, por arriba como la senda trepa por unos estratos hechos por la mano del hombre para que tome altura, pero nos entretenemos por aquí, nos acercamos a los saltos de agua, el cauce nos lo permite, son dos, uno cae sobre el otro, pero son dos cauces diferentes, el de abajo lleva agua de la unión del arroyo del Hoyo con el del Ojuelo. La de arriba es el arroyo Carrales que acaba su periplo de esta forma tan bonita.  
























Nos quedaríamos más tiempo pero andamos ansiosos por recorrer esta senda que se nos presenta, gana altura rápidamente, nos presenta una bonita cueva de toba con aspecto de introducirse en lo hondo, se pega a la pared tallada laboriosamente sobre la misma y dando una curva a la izquierda justo donde encontramos un hito artificial de los que deslindan los montes, pasa por encima de los saltos de agua, desde aquí oímos pero no vemos, abandona la pared rocosa para cruzar el arroyo Carrales que viene encajada en otra bonita cerrada. Al fondo vemos otro salto de este, en un palmo el agua se desploma de salto en salto, bonita cerrada esta, ya hemos pasado, ahora toca salir de aquí.












Tras cruzar arroyo Carrales, la senda se divide, por un lado asciende buscando la lancha del Morro y por ahí nos vamos pensando que es la salida más fácil, craso error, acabamos enmatojados tras un moderado ascenso. Vuelta atrás hasta el punto de división y tomamos la que desciende buscando de nuevo el arroyo que debemos cruzar una vez más para circular ahora por la derecha y salir en poco tiempo a una amplia pradera, prado borde lo llaman, buen lugar para hacer la foto que plasme la satisfacción por haber encontrado este bonito paso que nos llevaremos en el recuerdo y en nuestra cámara fotográfica.











Buscaremos el morro, el camino va por el otro lado del arroyo, vuelta a cruzarle y comenzamos un suave ascenso que nos lleva poco a poco hasta el precioso cortijo de Roble Gordo. Aquí estuve el pasado verano preguntando por el paso y me atendieron amablemente, ahora nos encontramos con quién habita el cortijo, me recuerda, nos invita a un refrigerio pero no podemos detenernos, el tiempo se nos echa encima







Tomamos aquí un carril arreglado que nos lleva hasta la carretera junto a la Casa Forestal de Carrales, subimos junto al arroyo del mismo nombre por su margen derecha, de vez en cuando, nos apetece mirar para atrás, ¡espectacular!.

















Ya en la carretera, un par de kilómetros nos separa del lugar donde dejamos el coche, disfrutando los recorremos sin dejar de otear el todos los sentidos.
Es tan bonito todo, …









EL VIDEO






DATOS TÉCNICOS


DenominaciónSIERRA DE LAS VILLAS (Jaén): Pasá del Cuco por la escalera de Amador
Fecha30.10.2011
LocalizaciónSierra de las Villas. La Pasá del Cuco es una paso tradicional 
serrano que comunica la zona de Carrales con la de los 
Vadillos por la preciosa cerrada del Cuco, mediante una 
senda en parte labrada en la roca, en parte levantada 
mediante sustento petreo, pasando sobre el salto de 
agua resultante de la unión del arroyo Carrales con los 
del Ojuelo y del Hoyo.
Acceso
Carretera transversal de la Sierra de las Villas. Pasado el 
cortijo del Puntal y antes de llegar a la CF. de Carrales, 
parte a la derecha un carril que desciende a los cortijos 
del Morro y Carrales de abajo. Lo abandonamos a la 
altura de la laguna de Carrales, buscando la escalera 
de Amador por el filo de la Lancha de Carrales. 
InicioCarril de descenso a la laguna de Carrales.
FinCarril de descenso a la laguna de Carrales.
Tipo de trayectoCircular
Tipo de firmePista / Senda/ Carretera/Sin camino
EstaciónPrimavera/Otoño/Invierno
Distancia8,58 kmts
DificultadModerada (técnica)
Tiempo estimado4 horas 
Cota mínima941 metros
Cota máxima1.195 metros
Sugerencias
Estirar y calentar antes y después de la ruta. Calzado adecuado.
Calcetines de repuesto, cruzaremos varios arroyos que según 
época de año variará el caudal.  Hay agua en la fuente de los 
Enerpeños.
TracksWIKILOC
MovilCobertura Movistar ausente. Puede encontarse una zona de cobertura en el collado del agua los perros.
Mapa
BibliografíaExperiencia propia. El gran libro de la sierra de las Villas.

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